¡Libres! Tras cinco días de cautiverio, los trabajadores del Consorcio Camisea fueron liberados la madrugada de ayer por las huestes de Sendero Luminoso (SL) que los mantenían secuestrados desde el pasado lunes en la zona de Kepashiato (Cusco).
Según informaciones de Inteligencia de la PNP, esta liberación tuvo su punto de inicio el último jueves tras el enfrentamiento entre fuerzas combinadas de la Policía y el Ejército y los subversivos. De acuerdo con esta versión, los terroristas se encontraban descontrolados, por lo que el viernes tres de los 36 rehenes decidieron arriesgarse y huir. La fuga de los trabajadores habría puesto en alerta máxima a los terroristas, quienes temiendo que las fuerzas del orden den con su paradero, decidieron liberar a los 33 trabajadores que aún mantenían retenidos contra su voluntad.
SIN RAZÓN. Según la versión de los propios exrehenes, a las cuatro de la mañana del sábado los terroristas les comunicaron que estaban libres y que podían irse. Es más, los excautivos señalaron que los subversivos les indicaron el camino de retorno, pero no les dijeron por qué los liberaban.
Por información policial, se supo que fueron abandonados en la zona de Uraki, en el valle de San Miguel (Vilcabamba).
Tras caminar siete horas seguidas, deshidratados, algunos descalzos y vistiendo los trajes color naranja de la empresa Skanska, los exrehenes llegaron hasta el centro poblado de Chuanquiri, distrito de Vilcabamba, provincia de La Convención.
Trascendió que los hoy exrehenes estuvieron juntos en el momento de su liberación. Sin embargo, fueron llegando por grupos hasta el poblado de Chuanquiri. El último en arribar al pueblo, visiblemente afectado en su salud, fue el ingeniero Francisco Zúñiga.
Eran las 11 y 30 de la mañana cuando los trabajadores pudieron por fin asimilar su libertad. A esa hora, la noticia fue comunicada a sus familiares, que alegres, nerviosos, y algunos incrédulos, aguardaban en Kiteni.
Fue pacífico. Los exrehenes aseguraron que durante su liberación no hubo ningún enfrentamiento entre los subversivos y las Fuerzas Armadas.
El teniente gobernador de Chuanquiri, Susano Guillén, afirmó que a su llegada al centro poblado fueron alimentados y les brindaron los primeros auxilios.
Luego, todos fueron conducidos hasta las afueras de Chuanquiri. Allí, dos helicópteros del Ejército los trasladaron al helipuerto de Kiteni, al interior de la empresa Techint, utilizada como base de operaciones de las fuerzas combinadas.
CAÍDOS. Por la tarde, trascendió que dos policías y dos terroristas fueron abatidos en una escaramuza, pero no se conoció en qué circunstancias se produjo. El premier Óscar Valdés solo confirmó la muerte de un efectivo policial, mientras que otro estaría herido.
















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